A todos nos ocurre que conocemos muy bien nuestras debilidades y somos conscientes de que hay que quererse y valorarse un poco más a uno mismo. Pero en ocasiones, reflejamos al exterior comportamientos que enmascaran la falta de autoestima. Disfrazándonos para evitar daños, para mostrarnos fuertes tanto en lo personal como en lo profesional, diciendo por ejemplo en una reunión de trabajo que sabemos de lo que se está hablando cuando en realidad no tenemos ni idea, o en la vida cotidiana cuando n...